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Separarnos del perro algunas horas del día por trabajo, estudios y otras obligaciones es algo innegable e inevitable. Esta situación puede provocar en algunos perros un problema de conducta caracterizado por la destructividad, eliminaciones y vocalizaciones. En muchas ocaciones, los vecinos pueden llegar a molestarse o los daños que se provocan en la vivienda son serios, molestos y graves. Las familias estáis preocupadas porque percibís que el animal sufre cuando se queda solo, por lo que cada vez es más común la búsqueda de ayuda profesional en estos casos.
No obstante, aún persiste la visión generalizada por parte de algunas familias de que el animal se comporta de manera inapropiada como castigo o en represalia por haber estado solo parte del día.
En este artículo vamos a aprender qué es la Ansiedad por Separación en los perros, diferenciarla de otros problemas de conducta y cual es su modo de tratamiento. Recuerda que en algunos casos será necesaria la ayuda de un especialista en comportamiento (etólogo) para poder aplicar con éxito la terapia conductual en el animal, especialmente en casos más resistentes, serios o graves.
La Ansiedad por Separación es un problema de comportamiento ansioso que aparece únicamente cuando el perro se encuentra solo, es decir separado físicamente del dueño.
Los tres signos principales que muestran los perros que tienen ansiedad por separación son:
Destructividad
Eliminaciones indeseadas
Vocalizaciones
El perro puede mostrar otros síntomas menos habituales que pueden pasar inadvertidos como jadeos, hipersalivación, agresividad, conductas de búsqueda de atención, vómitos, diarrea, falta de apetito, actitud de hipervigilancia etc.
Estos síntomas deben darse siempre en AUSENCIA DEL DUEÑO, ya que si los muestran también en presencia de este, no sería un problema de separación sino de otra etiología (otra causa). Por ejemplo, si nuestro perro se mea dentro de la casa tanto en nuestra presencia como cuando se queda solo sin mostrar otra sintomatología, no es un problema de Ansiedad por Separación, sino de incontinencia ya que aún no ha aprendido cual es el lugar correcto para hacer sus necesidades.
No obstante también debemos hablar de la COMORBILIDAD, que es la incidencia de dos problemas de conducta en un mismo animal. Es decir, podemos tener el caso de que el animal haga sus necesidades sin control pero que también muestre destrucciones cuando nos vayamos de la casa. Este perro debería trabajar su control de esfínteres y también el manejo de la Ansiedad por separación. Estos casos son un reto y requieren que el tratamiento se realice sopesadamente bajo una mirada experta.
Nosotros como seres racionales que somos, entendemos que no hay ningún peligro ni amenaza que vaya a dañar a nuestro perro por el hecho de dejarle solo en casa. Estará protegido, tiene comida y agua suficientes para cubrir sus necesidades vitales.
Ahora bien, el perro no es consciente de ello, ni nosotros podemos explicárselo. Él ha asociado que todo su bienestar está cubierto bajo la presencia de tu persona, por lo que en el momento en el que te vas de casa, el perro lo interpreta como una amenaza, peligro o daño para él. Digamos que no ha aprendido a vivir unas horas sin ti, pese a que sus necesidades están cubiertas.
Por tanto, el animal experimenta un estado emocional negativo, una ansiedad tan desagradable que hará todo lo posible para reducirla o eliminarla incluso a costa de su propia integridad. Es similar al miedo que sienten algunas personas a estar solos en casa, es decir tienen que sentir que hay otra persona a su lado para estar tranquilos. El factor desencadenante de ello puede ser muy variado y contextual, y por supuesto requiere de un estudio mucho más exhaustivo en los humanos, puesto que aquí sí trabajamos con los pensamientos y cogniciones que estos tienen. Sin embargo, el perro se comporta por asociación, no por pensamiento. El perro tiene miedo a lo desconocido, tiene miedo a estar solo, no por nada en concreto sino porque no puede entender ni razonar que estando solo no le va a pasar nada malo.
Los perros tienen una tendencia natural a considerar la separación del grupo como una situación altamente negativa. Ya que instintivamente, si un animal se queda solo en la naturaleza tienen menor probabilidad de sobrevivir, y debe hacer lo que sea posible para regresar. El perro no ha aprendido que vive en una "sociedad humana" y que no corre ningún peligro estando solo en casa, que todas sus necesidades están cubiertas y básicamente que no se va a morir por estar unas horas solo.
Recordamos aquí que el perro es un animal con neofobia, que significa "miedo a lo nuevo o diferente". Los perros tienen una etapa de socialización cuando tienen de 1 a 3 meses aproximadamente de vida, en la que son más abiertos a conocer nuevas experiencias y situaciones distintas, animales, ruidos etc. Una vez que el perro va creciendo, paulatinamente la capacidad de exponerse a un estímulo que no conoce es menor, reaccionando con miedo o rechazo con mayor probabilidad.
No obstante, esta capacidad puede entrenarse de la misma forma. Si un perro ha conocido muchos estímulos en su etapa de socialización (personas, ruidos, actividades, olores) va a ser más capaz de adaptarse a un estímulo nuevo que otro perro cuya estimulación temprana ha sido más pobre. Esto último es muy común en perros que han estado encerrados en un patio sin salir de casa y sin conocer a nadie ni a nada. Ante un mismo problema de conducta el primer perro respondería de manera general mucho mejor que el último. Esto es por la plasticidad cerebral que se genera desde la etapa de socialización abierta.
Resumiendo, es muy probable que cuando era cachorro no haya pasado el suficiente tiempo solo, o tiempo de calidad. Esto quiere decir, que no es tan fácil como dejar al cachorro solo y que se las apañe, ya que ello puede causar el efecto contrario si el animal se siente abrumado, empeorando la situación.
Al cachorro joven desde que llega a casa se le debe exponer a la soledad paulatinamente. Por eso nosotros siempre recomendamos que les compréis parques o jaulas para perros en lo que te aseguras que no van a dañar nada, ni se pueden salir, controlando mejor su conducta y su adiestramiento. El perro tendrá sus juguetes dentro y se acostumbrará a estar ahí, será su lugar de refugio y descanso en ciertos momentos del día (no nos referimos a que esté todo el rato dentro). En los primeros momentos estarás con él supervisándolo y al poco podrás irte a otra habitación de la casa, cortando la comunicación visual entre ambos. Él ni se dará cuenta y poco a poco se acostumbrará a estar solo y gestionarse.
Sin embargo, si no le pones un parque, el perro podrá desplazarse libremente por la casa en cualquier momento, por lo que en cuanto te desplaces de estancia, el perro tenderá a seguirte. De esta forma no se acostumbrará a estar solo, pudiendo desencadenar problemas de ansiedad futuros. El parque o jaula es una idea, aunque tú puedes aplicar otras que generen un efecto similar.
Es especialmente recomendable en familias que vivan en pisos y no tengan la opción de dejar al animal en el patio un tiempo (no es recomendable dejarlos en terrazas solos, especialmente cuando son pequeños puesto que se pueden caer, o sobre estimularse ladrando constantemente a la calle) . O en casos en los que el animal puede ser destructivo en general, controlar su conducta en un recinto pequeño puede ser muy beneficioso.
Algunas circunstancias pueden incrementar la tendencia a padecer Ansiedad por Separación. Diversos estudios han arrojado luz acerca del tema acerca de qué situaciones o factores pueden predisponer al sufrimiento de este problema de comportamiento. Algunos factores como el sexo del animal o la procedencia directa de albergues o protectoras no han dado resultados exactos. Las investigaciones apuntan a la relación de la ansiedad con los primeros momentos de vida del animal, más que en sí a las experiencias que viven cuando son adultos.
Actualmente uno de los factores más importante es el destete temprano de los cachorros de una camada. Las experiencias traumáticas durante sus primeras semanas de vida, como por ejemplo la separación de la madre a una edad muy temprana los marcan de por vida. Por ejemplo, aquellas camadas de cachorros huérfanos o por lo que por cualquier motivo no pueden ser amamantados por la madre de manera natural, tenderán a mostrar más problemas de comportamiento y de salud cuando sean mayores. Por ello, se recomienda en estos casos la figura de la perra nodriza como figura de apoyo y cuidado de los propios cachorros, incluso aunque esta no sea gestante en ese momento.
La etapa de destete natural debe ser gradual y paulatina, dejando que la propia madre sea la que marque el momento en el que deben destetarse, siempre mediante la observación y valoración del estado de la camada.
Es por este motivo por el que los perros que proceden de tiendas de animales, o que pasan largos tiempos solos en jaulas sin estimulación en etapas de desarrollo cruciales (pocas semanas de vida), han sido prohibidos. Varios estudios están de acuerdo en que estos perros muestran una mayor tendencia a sufrir problemas del comportamiento, entre ellos ansiedad por separación.
Como hemos comentado al principio del artículo, la sintomatología más habitual para el diagnóstico de Ansiedad por Separación es la destructividad, las eliminaciones y las vocalizaciones cuando se queda solo. En algunas ocasiones, el perro no permite a los dueños salir de casa (agresividad), se automutila, vomita etc.
Los ladridos, lloros y aullidos suelen ser continuados, especialmente durante las primeras horas en las que el animal se queda solo. Los emite en un patrón cíclico y repetitivo, sin que haya un estímulo concreto que lo desencadene (que pase una persona por la calle, o que ocurra un determinado ruido por ejemplo). Estas vocalizaciones son especialmente molestas para los vecinos y son motivo de quejas y multas.
Suelen ser más frecuentes las micciones que las defecaciones. Las realizará especialmente cerca de la puerta de entrada, aunque también en las camas, sofás o sobre objetos del dueño. Las micciones no serán grandes, sino pequeñas y distribuidas lo que mostrará que el animal no deseaba evacuar la vejiga al completo. Esto es importante diferenciarlo de los problemas de aprendizaje a la hora de hacer sus necesidades en la calle. Normalmente las eliminaciones en la ansiedad por separación no aparecerán solas, sino que se dará en acompañamiento a otro tipo de síntomas. Además si el perro no ha aprendido a hacer sus necesidades fuera, mostrará esta conducta también cuando estemos nosotros delante, no siendo así en el caso de la ansiedad.
Es común que el animal esparza las deposiciones o aparezca manchado por ellas debido a la conducta de deambulación continuada a lo largo de toda la casa. Esta conducta puede aparecer incluso aunque el perro haya hecho sus necesidades durante un paseo previo a dejarle solo, especialmente si la ausencia es prolongada.
Es muy normal que el animal destroce picaportes, cierres de puertas, marcos de ventanas ya que este tipo de objetos indican una búsqueda de salidas de la vivienda o lugares por los que la familia entra y sale como dormitorios, puerta de entrada a la casa.
También pueden destruir objetos de los propietarios como ropa, especialmente ropa interior y objetos usados recientemente por él ya que desprenden una alta carga olfativa relacionada con el dueño que calma al perro. En otros casos, el animal no lo rompe pero lo almacena en algún lugar concreto, que normalmente suele ser su cama o simplemente los mueve de sitio.
Es un síntoma menos acusado por el dueño, especialmente si el suelo de la vivienda es de gres o cerámica. No obstante, en suelos de madera como parqué o tarimas, es más notorio debido a los desperfectos que genera el volumen de saliva. También suele ser menos acusado debido a que algunas familias confunden los charcos de saliva con las micciones, por lo que no son conscientes de esta sintomatología.
Es frecuente que los perros con ansiedad por separación muestren señales excesivas de apego, denominado comúnmente Hiperapego. El Hiperapego se manifiesta en:
Cuando el propietario sale de casa, el animal muestra ansiedad, jadea y llora. Intenta escapar de casa cuando abre la puerta o impide su salida mediante reacciones agresivas, resignación, tristeza o el caso contrario, se aleja y evita el contacto.
Cuando el propietario llega a casa, el perro le saluda de manera excesivamente efusiva, independientemente del tiempo que haya estado fuera y tarda mucho en calmarse.
Cuando el propietario está en casa, el animal tiende a seguirlo continuamente por la casa, incluso queriendo entrar al baño con él. De no conseguirlo vocaliza y rasca la puerta. Tiene la necesidad de dormir o descansar pegado a él y solicita caricias continuamente o con mucha frecuencia.
No obstante, el hiperapego no es un criterio fundamental para diagnosticar ansiedad por separación, debido a que hay perros que tienen hiperapego pero no APS y viceversa, aunque normalmente ambos se dan concurrentemente.
Por tanto, como vemos los signos del Hiperapego y del APS son completamente diferentes, y si intentamos tratar al perro con APS abordando los signos del hiperapego sería un error. Es normal que si aplicamos un tratamiento mal diseñado, corrigiendo estos signos que no pertenecen al APS nos desistamos por no ver avances o mejoras en el animal. Aunque ambos problemas puedan estar relacionados, no son lo mismo y su casuística tampoco lo es.
Para poder realizar un diagnóstico preciso de la Ansiedad por Separación o APS en perros debemos considerar que los síntomas anteriormente descritos, es decir las vocalizaciones, eliminaciones, destructividad e hipersalivación deben de darse en los siguientes casos:
Cuando no está el propietario o no tienen acceso a él.
Inicio de estos síntomas cuando el propietario acaba de salir de casa, normalmente entre 5 y 30 minutos después de su salida.
Actualmente con la tecnología disponible podemos realizar el diagnóstico de una manera mucho más fácil. Empleando cámaras de vigilancia por control a través de nuestro móvil podemos visualizar y escuchar a nuestro perro, detallando las conductas realizadas y el momento temporal desde que hemos salido de casa.
La grabación de nuestro perro cuando se queda solo es una herramienta enormemente útil para detectar y diagnosticar la Ansiedad por Separación. Para poder realizar el vídeo correctamente debemos situar la cámara en un lugar donde el perro no pueda alcanzarla, especialmente en casos en los que el perro sea destructivo. Por ejemplo encima de estanterías es un lugar muy útil o colgadas en la pared, ya que actualmente la gran mayoría de modelos tienen una capacidad de giro de 360º pudiendo visualizar toda la habitación en la que se encuentra el animal. También debemos tener cuidado de que el animal no pueda alcanzar los cables de conexión de la luz de la cámara, incluso aunque pensemos que no pueden llegar, ya que si saltan o si se impulsan o apoyan en algún sitio pueden llegar a alcanzarlo.
Debemos dirigir la cámara preferentemente hacia la puerta de salida, ya que en esa zona suelen desarrollarse muchas de las conductas que muestra el perro. Además intentaremos que al mover la cámara con los controles no queden ángulos muertos en los que no podamos ver lo que hace.
La grabación suele ser suficiente con una hora para observar claramente los comportamientos problemáticos, ya que estos lo suelen comenzar entre los 5 y 30 minutos desde la salida de casa.
Sería conveniente realizar varias grabaciones en distintos días, como por ejemplo entre diario y fin de semana y distintas situaciones, como salidas de uno o varios miembros de la familia para confirmar que las conductas de ansiedad aparecen de forma habitual o si existen ciertos factores que afectan a su presentación.
El tratamiento de la Ansiedad por Separación puede llegar a ser complicado, largo y requiere de constancia y paciencia por parte de la familia. Debemos tratar el problema desde distintos puntos que os explicamos a continuación:
Muchas familias piensan que cuando el perro muestra alguno de estos síntomas típicos de ansiedad, especialmente la eliminación o destrucción, es porque se está comportando de manera rencorosa o desobediente. La familia castiga al perro cuando regresa a casa, mostrando este posturas corporales de sumisión en un intento de apaciguar a la persona y evitar el castigo. La persona normalmente interpreta estas actitudes como culpabilidad y afirma que el perro "sabe" que ha hecho algo mal.
Estudios recientes muestran que casi un 74% de las familias participantes en el mismo afirmaban que sus perros muestran actitudes de culpabilidad ante este tipo de conductas, sin embargo no existe ninguna evidencia científica que indique que los perros son capaces de sentirse culpables. Por tanto el castigo está absolutamente contraindicado, y debemos dejar de realizarlo en caso de que se aplique.
Otra de las medidas que debemos implementar es la responsabilidad de entretener al animal y estimularle mentalmente a lo largo del día. Es decir, el perro debe tener una pauta de paseos correcta y adecuada a su edad y necesidades por un lado y por otro debe tener la oportunidad de jugar con la familia especialmente con aquel miembro con el que se sienta más unido.
Podemos darle juguetes rellenables con comida como el Kong cuando se quede solo en casa. Por ejemplo podemos rellenarlo con comida congelada o de difícil acceso para entretener al animal y que le dure más el juguete. Nosotros hemos utilizado salchichas congeladas troceadas cocidas en caldo u otro alimento muy sabroso que llama especialmente la atención del animal en comparación con su pienso habitual, para que le entretenga constantemente.
Hay que tener cuidado para que el perro no asocie el juguete con la salida de la familia, ya que el juguete se convertiría en una señal predictiva de la salida de la familia de la casa y por lo tanto perdería su valor de entretenimiento. Por ello lo más adecuado es preparar el juguete la noche anterior y no dejárselo justo en el momento de la salida, sino un rato antes.
En aquellos casos más severos en los que animal realmente sufra y llegue a mostrar conductas extremas como automutilaciones, o incluso denuncias de los vecinos, debemos plantearnos realizar unas pautas especiales que eviten que el animal se exponga a la separación.
Podemos dejar al animal con algún familiar cuando se tenga que salir de casa, o incluso en los casos en los que la familia se lo pueda permitir económicamente, hay algunas guarderías caninas que ofrecen servicios mensuales por horas en los que cuidan al perro durante el tiempo en el que tengas que estar en el trabajo. Esto último sería lo más adecuado, aunque somos conscientes de que el desembolso económico que conlleva puede resultar excesivo e impermisible.
Estas medidas comentadas en el párrafo anterior son un parche y no van a corregir el problema. En el momento en el que el perro se quede de nuevo solo volverá a mostrar las conductas inadecuadas de ansiedad. No obstante, ayudan enormemente a detener la espiral en la que se ven envueltos los perros con ansiedad por separación. No dejar el perro solo puede ser muy beneficioso para el animal, aunque desgraciadamente en muchos casos no es posible hacerlo por los motivos comentados.
La terapia conductual es la base del tratamiento. En la gran mayoría de los casos la terapia se centra en enseñar al perro a quedarse solo en casa de una manera relajada. La familia deberá realizar una serie de pautas y ejercicios para lograr este objetivo en tres momentos o situaciones principales:
Antes de abandonar el domicilio
La marcha de la familia suele ser el momento en el que el perro empieza a manifestar los primeros signos de ansiedad, por lo que debemos intentar que el animal no perciba con claridad que la familia se marcha de casa. Debemos reducir la capacidad de anticipación del perro. Para ello debemos seguir estas pautas generales:
Ignorar al perro durante los 15-30 minutos previos a la salida de la casa. Ignorar significa no inteaccionar con él de ninguna forma, no jugar con él, no darle comida o incluso no regañarle. Esto debe ser llevado a cabo de manera constante y estricta, porque muchas familias entienden por ignorar el hecho de reducir el contacto con el perro un poco, llegando a ser contraproducente porque el animal conseguirá la atención pero aprenderá que debe mostrar una conducta más intensa para que se la presten. Por tanto, ignorar al animal significa comportarse como si literalmente no existiera.
Alterar, ocultar o camuflar las señales que indican al perro que el miembro de la familia se va de casa y le permiten anticipar la salida. Conductas habituales propias de la salida como vestirse previamente, coger las llaves de la casa, andar de arriba para abajo preparando bolsos o mochilas etc son estímulos discriminativos que le ayudan al perro a averiguar cuando se va el miembro de la familia. Cada una tiene un ritual distinto incluso distintos miembros de la familia no hacen las mismas conductas cuando se van de casa, por lo que hay que escribir una lista por orden de importancia de todas las cosas que hace la familia antes de salir de casa y que pueden alterar al perro, para evitar que se olvide alguna importante.
2. Al regresar a casa
En este caso la familia deberá trabajar la reducción de la ansiedad del animal ante su regreso y evitar que empeore el problema. Para ello debemos seguir estas pautas generales:
Ignorar completamente al perro durante el tiempo necesario hasta que se calme y se tranquilice. De nuevo debemos hacer que sea indiferente a sus muestras de alegría efusivas. Cuando se haya calmado y no pida atenciones de nuevo podremos acercarnos nosotros a saludarle. En el caso de que el perro nos oiga cuando estamos llegando a casa y se ponga a ladrar y aullar, no debemos entrar en casa hasta que se calme lo máximo posible. Si hacemos lo contrario, conseguiremos que el animal aprenda que ladrando, la familia vuelve a casa.
No castigar nunca al perro por lo que ha hecho durante la ausencia. Esto solo aumentará la ansiedad del animal. Tampoco se le deberá premiar si no ha hecho nada. Es recomendable que en la ausencia de la familia el animal esté en un recinto en el que no pueda romper ni dañar nada, tanto por los propios destrozos como por su salud.
3. Mientras la familia está en casa con el perro
Debemos aprovechar el tiempo que estemos con el animal para habituarle a las señales que predicen la salida de la familia. Nos referimos a las señales que hemos apuntado previamente en la lista y que indican al perro que vamos a salir de casa. Debemos enseñar al animal de que aunque esas señales se den, la familia no va a salir de casa, así pierden su valor predictivo. Este protocolo se basa en lo que se conoce en psicología como Habituación, y en su base es una estrategia de terapia cognitivo conductual que también se usa en humanos. Básicamente consiste en la exposición repetida y controlada a aquellos estímulos problemáticos que queremos que no produzcan una respuesta en el animal. Para ello debemos:
Presentar al animal las señales que anticipan la salida varias veces al día, sin llegar a salir realmente. La familia debe realizar estas señales de manera normal mientras realiza otras actividades caseras, ignorando al perro si se pone nervioso o ansioso. Por ejemplo, si el animal sabe que cuando cogemos las llaves de casa seguidamente nos vamos a ir, debemos trabajar con esta señal. Una pauta que podemos seguir es que cada 15 minutos cogemos las llaves de casa intentando hacer ruido suficiente, y nos las guardamos mientras hacemos otras actividades. Al cabo de un rato las volvemos a dejar. Podemos repetir este ejercicio tantas veces como sean necesarias durante varios días hasta que veamos que el perro deja de estar alerta cuando cogemos las llaves.
La presentación de los estímulos debe ser por grupos dentro de la lista, es decir no podemos mostrar todas las señales untas puesto que puede que el perro no llegue a habituarse a ellas, y que a pesar de repetirlas no disminuya su ansiedad. Por ello la presentación deben ser por partes y empezar a mostrarle aquellas que menos le alteran, siguiendo después con las más complicadas cuando ya no responda a las primeras con ansiedad.
También podemos trabajar la habituación del animal a la soledad. El objetivo es que el animal aprenda que estando solo no le va a pasar nada, y que lo puede gestionar perfectamente. Para ello podemos comprarle la jaula o parque que hemos comentado anteriormente, incluso si el ejemplar es adulto, e irle acostumbrando progresivamente a estar en esa zona que considerará como "zona segura" cada vez durante más tiempo. Primero empezaremos por dejarle en la jaula cerrado mientras nosotros estamos presentes unos minutos e ir aumentando el tiempo progresivamente según el perro se adapte a ello. Cuando nos sintamos seguros, podemos irnos a otra habitación dejándole solo en la jaula durante unos minutos y posteriormente volver asegurándonos de que el animal no muestra excesiva ansiedad. Trabajaremos así aumentando el tiempo de las salidas de la habitación y monitorizando el comportamiento del animal. Veremos que poco a poco y día tras día, el animal se acostumbra a estar solo aunque es común que pueda mostrar reacciones de inseguridad si se encuentra solo pero fuera de la jaula. No obstante si logramos que dentro de ella se sienta seguro, habremos logrado reducir su ansiedad ante las salidas de la familia, y mejorado su estado de salud mental.
Algunos autores hacen referencia a la modificación de la relación del dueño con el perro, ya que algunos animales son muy apegados a la familia. Pero como hemos comentado anteriormente, la relacion entre la ansiedad por separación y el hiperapego es inexistente, tratándose de dos problemas de ansiedad distintos pese a que muchos perros suelen presentar comorbilidad, es decir la aparición de ambos. No podemos tratar la ansiedad por separación, tratando los síntomas del hiperapego ya que estaríamos incurriendo en un error, aislando al animal del cariño de la familia lo que le podría causar aún mayor ansiedad al no comprender por qué ahora le reducen la atención tan drásticamente. El objetivo de la terapia es enseñar al perro a que puede estar solo sin problemas, enseñar a gestionar esta situación correctamente, nada que ver con la relación que muestra cuando está la familia. De echo existen casos de perros con ansiedad por separación que muestran una relación completamente normal cuando están en presencia de los humanos, pero con ansiedad cuando estos se van. Y al contrario, animales con hiperapego constante que pueden estar solos perfectamente. Como vemos son dos situaciones completamente distintas que pese a que normalmente suelen aparecer juntas, el tratamiento o abordaje debe ser específico de su sintomatología para obtener buenos resultados.
Otro abordaje final al de la jaula para acostumbrar al perro a quedarse solo es realizar el protocolo conocido como "Salidas Graduales Seguras" Este protocolo consiste en realizar salidas repetidas para desensibilizar al perro a la salida de la familia. Debe realizarse cuando el perro se haya habituado a las señales de la lista que hemos comentado anteriormente, y no antes puesto que sino no funcionaría. La desensibilización es un proceso muy similar a la habituación, pero específico cuando hay un historial clínico fóbico o traumático detrás. En Psicología cognitiva se utiliza la Desensibilización sistemática para el tratamiento de miedos, fobias y traumas, aunque en humanos se puede combinar con las visualizaciones, el control de las emociones y pensamiento. En perros, estas herramientas no podemos implementarlas (obviamente) pero si podemos intentar reenseñar al animal a que un estímulo no es negativo.
Normalmente la habituación se usa para reacciones naturales del animal que no son fóbicas, por ejemplo habituación al ruido para que no lo tenga miedo posteriormente, habituación a olores, a la manipulación por parte del humano etc. La desensibilización se usa cuando la habituación no se ha podido realizar correctamente o cuando el animal ha tenido una situación traumática con un estímulo, y le tiene miedo.
El protocolo de Salidas Graduales Seguras pautará salidas muy similares a las reales que hace la familia en la rutina diaria pero con dos excepciones:
En las salidas graduales o "falsas" la familia debe prepararse para salir mostrándole al perro todas las señales a las que se les ha habituado previamente.
Las salidas deben ser muy cortas, o incluso sin llegar a salir realmente en un primer momento, aumentando gradualmente la suración con el paso del tiempo. La progresión de las mismas no debe ser lineal, es decir no es necesario que si o si primero hagamos salidas cortas y luego posteriormente las largas, sino que debemos intercalar salidas de menor duración con las de mayor duración.
Este protocolo requerirá de la familia paciencia y constancia a la hora de realizarlo, puesto que es un protocolo muy largo (los estudios afirman que puede demorarse entre 3 y 6 meses para completarlo) y esto hace que algunas familias no lo completen con éxito. Además, dentro de todos los protocolos de desensibilización sistemática son comunes la recaídas, pudiendo el perro mostrar de nuevo ansiedad tiempo después de haber completado con éxito el protocolo. Por lo que esta técnica debemos realizarla con el animal de vez en cuando incluso aunque hayamos terminado con éxito la terapia a la que le hemos sometido.
En general el éxito del tratamiento en los casos de ansiedad por separación es bastante elevado. Las tasas de resolución o mejoría se sitúan en un 70-80% aproximadamente, aunque existen algunos factores que pueden modificar estos porcentajes:
Tiempo que lleva desarrollándose el problema
Capacidad y habilidad de la familia
Procedencia del animal
Edad a la que empezó el problema de ansiedad
Presencia de más de un signo principal (destructividad, eliminaciones y vocalizaciones).
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