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Morder forma parte de la conducta normal del juego de los perros, especialmente de los cachorros. Sin embargo las familias con relativa frecuencia, lo interpretan como una forma de agresividad. Desafortunadamente, algunas aplican un sistema inapropiado de educación para corregir la conducta que provoca desconfianza y ansiedad en el animal, empeorando aún más la situación.
Pegar o agredir al animal no solucionará el problema, sino que lo empeorará
Postura típica del juego o Play Bow
Es por tanto, muy importante diferenciar las mordeduras asociadas al juego de un problema de agresividad real que tenga nuestro perro. Por ello, las familias deben tener en cuenta el lenguaje corporal del animal.
Algunas posturas típicas relacionadas con el juego son la postura del "Play Bow" o Postura de incitación al juego. Esta postura se caracteriza por la flexión de las patas delanteras del animal, mientras que mueve el rabo de lado a lado y muestra una falta de tensión corporal.
Los gruñidos que pueden aparecer durante el juego suelen variar en tono e intensidad y se entremezclan con los ladridos. Suelen ser más agudos, menos intensos que los asociados a un problema de agresividad real (más graves o guturales). Aunque realizados en un contexto de juego, las mordeduras infligidas por el animal pueden llegar a provocar lesiones importantes, especialmente cuando el perro no tiene ningún tipo de control sobre la fuerza o intensidad. Por tanto es muy importante mantener el control y la seguridad durante el juego con el perro.
Una técnica recomendada para enseñar al perro a no morder durante el juego y a la vez permitirle ir modulando la fuerza de la mordida, consiste en utiliza un periodo de reflexión o periodo time-out. Inicialmente la familia permitirá que el perro muerda durante el juego hasta alcanzar una intensidad relativamente importante o soportable, sin llegar a producir lesiones. En este momento, la persona emitirá un grito de dolor (Ay) y se detendrá el juego, alejándose del animal durante unos minutos.
Con cada repetición de esta secuencia, la intensidad de la mordedura que se le permite al perro se irá reduciendo, de manera que al final el grito y la detención del juego se produzcan cuando el perro simplemente roce la piel con las mandíbulas.
Este proceso se basa en el Condicionamiento Operante (CO) en el cual el perro aprende que el Grito es un estímulo discriminativo de dejar de jugar, ya que asociamos por contingencia que cuando gritamos automáticamente el juego se termina (castigo negativo). El juego es un estimulador incondicionado para el animal, cuando se lo retiramos en el momento en el que nos muerde, el animal va asociando que si muerde se acaba el juego.
Si muerde durante el juego, es conveniente evitar juegos de lucha o tira y afloja con él
Usamos un periodo de reflexión o time-out
Es conveniente aplicar otras medidas relacionadas con el juego que ayuden a controlar el problema. Algunas de ellas son:
Evitar los juegos de lucha con ese animal (o de tira y afloja) utilizando los miembros de la persona como juguete.
Utilizar juguetes como objetivo del juego, evitando el uso de manos o pies.
Comenzar el juego por iniciativa de la persona. Podemos asociar el uso de la palabra o una señal indicativa de que el juego va a comenzar.
Terminar el juego también siempre por iniciativa de la persona en caso de que el perro no muestre señales de cansancio o de que no quiere seguir. En este caso el uso de una palabra como "basta" puede ayudar a controlar la frustración del animal por la finalización del juego. Para enseñarle lo que significa, la persona detendrá el juego inmediatamente después de decirlo, ignorando cualquier conducta que muestre el animal, tanto si es apropiada como no, en los cinco o diez minutos posteriores reanudando después la relación normal con el perro.
Evitar la sobreexcitación del animal durante el juego. Este se debe detener antes de llegar a ese estado o reorientarse a algún juguete altamente estimulable para el perro.
Establecer periodos de juego estructurados. Se recomienda inclusir durante los periodos de juego sesiones cortas de obediencia para relajar al animal y evitar que se excite demasiado.