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Desde el momento de la concepción el cachorro de Labrador Retriever pasa por distintas fases de desarrollo que determinan tanto su físico como su conducta futuros. Aunque existen determinados momentos en los que estos cambios tienen una mayor implicación en el comportamiento y personalidad del animal cuando sea adulto.
El periodo más importante se encuentra desde la concepción hasta la madurez sexual del Labrador Retriever. Esta etapa se la conoce como "fase de desarrollo temprano" y se divide en cinco subfases:
Prenatal
Neonatal
De Transición
De Socialización
Juvenil
Todas estas etapas se caracterizan por una evolución en la conducta paralela al desarrollo sensorial y motor del Labrador Retriever, permitiendo el desarrollo de habilidades cada vez más complejas hasta llegar al repertorio conductual del animal adulto.
Una vez terminada la fase de desarrollo temprano del Labrador (1,5 - 2 años) la mayoría de los cambios del comportamiento que se observan son debidos a factores sociales y del entorno, especialmente en las relaciones con otros animales y con las personas.
Posteriormente sobre los 3 años se produce una estabilización más o menos permanente de la personalidad y la conducta del Labrador que se mantiene hasta la edad senior del animal. Ya será propio de la vejez y la degeneración de esta etapa la que introducirá nuevos cambios en su comportamiento.
Este periodo se desarrolla desde la concepción del zigoto hasta el nacimiento del bebé, es decir todo el periodo en el que se forma dentro de su madre. Se ha descubierto que las experiencias que los fetos viven dentro del vientre de la madre pueden modular las conexiones sinápticas y hormonales de conformación de los patrones corticales, es decir que influyen en el desarrollo cerebral del animal. Pueden ocasionar que ante situaciones estresantes que viva la madre durante el embarazo, esta produzca hormonas del estrés como el cortisol e influyan en los fetos haciéndolos más reactivos y emocionales en su vida posterior. El sistema nervioso del cachorro es muy sensible a las fluctuaciones hormonales que vive la madre durante su formación, por lo que puede determinar si de mayores tendrán una mayor tendencia al miedo, a la ansiedad o a la agresividad.
Debido a ello cuidar la etapa de gestación es tan importante. La mamá se debe encontrar en un entorno agradable para ella, se le debe preparar con antelación la zona de parto y no se le debe de someter a cambios bruscos en el ambiente que ella no pueda gestionar y que por lo tanto le induzcan a estrés.
El perro es una especie altricial, es decir que en el momento del nacimiento muestra un desarrollo nervioso, motor y sensorial incompleto. Por ello los cachorros son tan dependientes de la madre para sobrevivir y focalizan en ella sus necesidades básicas de sueño y alimentación. Especialmente en el sueño invierten más de un tercio de su tiempo de vida de esta etapa neonatal. Carecen del sentido de la vista y del oído puesto que nacen con los ojos y orejas cerradas.
Los criadores a lo largo de los años se han preguntado si la manipulación neonatal por parte del ser humano conllevaba algún beneficio o si por el contrario era perjudicial para los bebés. Distintos estudios en diversas especies animales sociales como el perro y el gato han observado que coger a los bebés, acariciarles y tocarles acelera la maduración de su sistema nervioso y mejora significativamente su resistencia al estrés, su capacidad de aprendizaje y su estabilidad emocional.
Someter a los cachorros a una manipulación suave, es decir masajes delicados, caricias con tacto durante las primeras semanas de vida especialmente con bebés que tienen poco contacto con otros animales (casos extremos de cachorros huérfanos o camadas de un sólo cachorro o de madres que no tienen instinto maternal) es beneficioso y fundamental para ellos.
En esta etapa se produce una transformación muy rápida de los patrones de conducta del cachorro de Labrador Retriever. Coincide con la apertura de los ojos y cavidades auditivas, desarrollando nuevos sentidos para explorar el entorno. Gracias a ello aparecen las conductas de juego que desarrollarán con sus hermanos, con ellos mismos y con la madre. Empezarán a dar sus primeros pasitos, desarrollan la consciencia de su propio cuerpo, se descubren la cola, las patas, los ladridos de juego y los aullidos.
Esta etapa tan breve dará lugar a una de las más importantes en el desarrollo futuro del Labrador Retriever: la etapa de socialización.
Esta es una de las etapas más importantes del desarrollo del Labrador Retriever. Se caracteriza por un rápido desarrollo de la conducta del animal especialmente en el comportamiento social y hacia el entorno. Es la etapa que mas consecuencias tiene para su conducta, temperamento y personalidad futuros. El criador pasa los primeros dos tercios de esta etapa con el cachorro de Labrador y es el responsable de introducir paulatinamente pautas de socialización y habituación progresivas para que el animal sea lo más abierto, curioso, tolerante y equilibrado posible.
A través de la socialización el cachorro de Labrador Retriever aprende a relacionarse con sus hermanos y mamá, y con otros seres de otras especies con los que convive. Este fenómeno está muy relacionado con la habituación, que es el proceso mediante el cual el animal aprende a no responder a diferentes estímulos del entorno que le rodea es decir a no responder con reactividad.
Despliega completamente la conducta del juego mediante la cual el cachorro aprende las distintas habilidades necesarias posteriormente como la monta o la caza. Con los hermanos aprende a controlar la fuerza de la mordida. Cuando uno de ellos muerde demasiado fuerte a otro, este deja de jugar inmediatamente y el que mordió aprende que esta presión excesiva resulta dolorosa. El juego también contribuye al desarrollo de la personalidad y desarrollo motor del cachorro. Por lo que es muy común que al relacionarnos con los cachorros estos jueguen con nosotros mordiéndonos las manos, las perneras del pantalón o los cordones de los zapatos.
En cuanto a la socialización con las personas, la tendencia del cachorro de Labrador Retriever aumenta hacia la quinta semana de vida en la que muestra la mayor habituación hacia el ser humano. Dando paso progresivamente a una reacción de miedo ante el contacto con los extraños si no se le socializa a distintos estímulos como voces, sonidos, golpes, manipulación, juegos con humanos, coches, pasos etc. Más allá de las doce semanas de vida las reacciones de miedo del cachorro dificultan seriamente la socialización, considerándose que si después de los tres meses de vida el cachorro no ha entrado en contacto con un ser humano será muy complicado que se logre una socialización efectiva posteriormente.
La habituación es esencial para los cachorros y animales jóvenes, ya que permite que el ejemplar desarrolle reacciones normales ante los estímulos novedosos. Un cachorro expuesto repetidamente a una gran variedad de estímulos en contextos no amenazantes, mostrará una buena respuesta general a la novedad. Por tanto una socialización deficiente puede tener consecuencias traumáticas y desastrosas para el animal. Todo aquello con lo que el animal no se habitúe o con lo que no socialice tendrá la capacidad potencial de provocar en él reacciones de miedo, agresividad o huida.
Hace años se creía que el periodo de socialización era un fenómeno muy rígido, por lo que las experiencias adquiridas tenían un efecto permanente e irreversible. Actualmente se ha observado que no es un proceso tan cerrado y que la finalización es más gradual. Se considera que es un periodo en el que las respuestas y preferencias del animal se adquieren más fácilmente que en otros momentos.
El animal debe relacionarse con humanos de distinto tamaño, edad, características físicas, tono de voz etc. Es muy importante relacionarlo con niños, ya que para los perros no son humanos iguales que los adultos, así como personas mayores o con características físicas peculiares.
En cuanto a la relación con otros animales, estos deben conocer a perros de distintas razas, tamaños y colores (siempre dentro del respeto al animal para que no sea traumático para ello, es decir con animales que estén socializados y vacunados) así como con gatos, caballos y cualquier otro animal con el que pueda entrar en contacto cuando sea adulto.
También debemos acostumbrarles a distintos ambientes y ruidos como coches, tránsito del tráfico en la ciudad, ruidos fuertes de motos, bicicletas, tractores, camiones, es decir intentar conseguir la mayor variedad de contacto con el tráfico rodado.
No es suficiente con que el cachorro vea a muchas personas o animales. El perro tiene que poder olerlos, jugar o revolcarse con ellos y ser tocado, acariciado y sujetado etc. Siempre dentro de un contexto amable para él sin obligarle y respetando el espacio que vaya marcando (no realizar la inundación como técnica de adiestramiento bajo ningún concepto).
Normalmente si un cachorro de Labrador Retriever es expuesto en la edad correcta a estos estímulos, debería habituarse a ellos y mostrar una actitud de curiosidad y exploración moviendo el rabo. No debería mostrar ningún problema ni recelo mayor que el propio al principio del acercamiento, por lo que debemos dejar que sea el mismo cachorro el que vaya marcando los límites especialmente con otros perros.
No se deben descuidar las relaciones del animal una vez acabado el periodo de la socialización (12ª semana de vida). Si se le deja de exponer a los estímulos sociales posteriormente podría perder lo aprendido y desocializarse.
Los estímulos no deben suponer en ningún momento una fuente de miedo para el animal ya que si así fuera, se dificultaría la socialización. Quiere decir que conseguiríamos el efecto contrario, el animal aprendería que el estímulo es negativo.
Por ello a la hora de presentarle a nuevos compañeros caninos debemos asegurarnos que estos van a tener un equilibrio en su comportamiento a la hora de relacionarse. Podemos preguntar a los dueños previamente para que nos informen sobre el temperamento de su perro.
En esta fase los perros entran en el periodo de mayor actividad exploratoria. Coincide con la aparición de la dentadura permanente que se prolonga hasta los 6 meses aproximadamente. La exploración se da mayormente de manera oral por lo que da lugar a la típica conducta destructiva de los cachorros.
Las habilidades motoras y la capacidad de aprendizaje siguen desarrollándose hasta conseguir su máximo exponente en la edad adulta. El cachorro joven sigue desarrollando su cerebro y su personalidad. Por tanto suelen estar más distraídos, fijar menos la atención en las órdenes y ser "desobedientes". Para el cachorro le es más difícil mantener la atención debido a que solo es capaz de mantenerla durante periodos muy cortos.