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Todas las parasitosis descritas a continuación provocan un retraso en el crecimiento del animal, adelgazamiento y daños en los órganos internos. Por tanto es importante su detección precoz, y su tratamiento periódico especialmente en caso de cachorros. Se puede dar la posibilidad de transmisión de estos parásitos a las personas, por lo que es recomendable efectuar exámenes periódicos microscópicos de las heces para comprobar la ausencia o presencia de los mismos. Es conveniente realizar un tratamiento con antiparasitarios 5 - 7 días antes de cada vacunación en función del tipo de parásito, siguiendo siempre de forma exhaustiva la prescripción del veterinario. Los medicamentos utilizados para tratar estos parásitos pueden llegar a ser dañinos también para el perro, por lo que no se pueden aplicar a la ligera por manos inexpertas, ya que bloquean los ciclos bioquímicos del animal.
Las ascárides son unos parásitos intestinales muy frecuentes que pueden dañar tanto a perros adultos como a cachorros (casi siempre están infectados). Los lugares donde van muchos perros como puede ser el parque pipicán o un campo muy frecuentado por estos, donde van a hacer sus necesidades son lugares de alto riesgo. Los gusanos adultos producen huevos en el intestino delgado del perro que son expulsados con las heces del mismo. Estos pueden ser ingeridos o lamidos por otro perro y así continuando la cadena de contagios. El cachorro se infecta intrauterinamente a través de la placenta o de la mama.
Estos parásitos dañan el aparato gastroenterológico, provocando afecciones en el aparato respiratorio y en otros órganos, además de retrasar el crecimiento de los cachorros que lo tienen.
Los tricocéfalos son parásitos intestinales que se depositan en el intestino ciego y en el colón de los perros y los zorros. Las manifestaciones más graves incluyen anemia, diarrea sanguinolenta y también la muerte.
Son parásitos intestinales que provocan enteritis (inflamación del intestino) con diarrea hemorrágica (en ocasiones) y que puede llegar a ser mortal en su variante más grave. Los gusanos adultos generan huevos en el intestino delgado, pasando al exterior a través de las heces del animal. Eclosionan en el exterior y se adhieren a otro perro a través de la piel o por ingestión. Los cachorros se pueden infestar por medio de la placenta o de la mama.
Pueden causar la filariosis, una enfermedad parasitaria muy frecuente especialmente en aquellas zonas de llanura donde abundan mosquitos. El gusano adulto tiene una longitud considerable (entre 20 y 30 cm) e infesta completamente el corazón del perro. Las hembras de la filaria liberan microfilarias en la sangre, pudiendo ser ingeridas por mosquitos al chupar estos la sangre, contagiando a otros perros a través de su picadura. Por tanto, el mosquito constituye un elemento fundamental, ya que gracias a él se lleva a cabo el contagio pues no puede ser de otra forma.
El perro dañado tiene problemas cardiovasculares, con una disminución paulatina de la resistencia al esfuerzo físico hasta llegar a la muerte del animal. Puede ser tratado, previo estudio sanguíneo del animal para determinar el nivel de gravedad de la enfermedad, las formas más graves tienen un pronóstico reservado.
La prevención directa de la enfermedad se lleva a través de la aplicación sistemática (una vez al mes) de fármacos microfilariácidos en los periodos en los que los mosquitos están presentes, aunque estos productos son altamente tóxicos para el animal por lo que se recomienda no exponer al perro a las picaduras de los mosquitos.
La tenia es un gusano que puede aparecer en varias especies, entre ellas el perro y el humano. El ciclo biológico del parásito incluye la transmisión a través de los huevos eliminados en las heces del sujeto contagiado, o a través de un huésped intermedio que sirve como vehículo de transmisión en la ingesta del mismo.
En las heces son visibles a simple vista las proglótides, pequeños segmentos del parásito de color blanco, que miden aproximadamente medio centímetro de longitud. Por consiguiente, el perro infestado adelgaza al recibir la tenia en su lugar los nutrientes que ingiere por vía oral, llevando a un debilitamiento extremo si no se diagnostica a tiempo. Se aplica un tratamiento terapéutico que debe repetirse varias veces.
Diferentes especies de coccidios comienzan a desarrollarse dentro del animal, pudiendo dañarlo a cualquier edad pero especialmente a los cachorros. Estos tienen una mucosa intestinal en los que el parásito se multiplica provocando enteritis catarral y hemorragia (diarrea, anemia, deshidratación, a veces vómito y dolor al palpar el abdomen). El diagnóstico se efectúa mediante un examen de las heces.
Es una enfermedad que afecta frecuentemente a los criaderos de grandes dimensiones, lugares atestados de perros, tiendas, perreras o residentes que tienen una falta de limpieza y mala higiene. Son bastante difíciles de eliminar en el exterior (en las instalaciones) debido a su resistencia a los desinfectantes normales, pudiéndose eliminar únicamente con sosa cáustica, debido a que se protegen con una cápsula muy resistente de dimensiones microscópicas.
Este parásito se encarga de dañar los glóbulos rojos de la sangre del animal. Se contagia a través de la picadura de la garrapata. El inicio de la sintomatología se caracteriza por un aumento repentino de la temperatura corporal a 40,5 ºC, junto con un aumento de la frecuencia cardiaca y respiratoria. El perro se encuentra desganado, con pérdida de apetito y apático. Otros síntomas son: anemia progresiva, en casos extremos presencia de sangre en la orina que adquiere una tonalidad oscura como el café. En los peores diagnósticos puede resultar ser fatal, por lo que la terapia debe ser inmediata para intervenir rápidamente.
Como prevención de la misma debemos impedir que el perro entre en contacto con garrapatas con los métodos antiparasitarios que nos recomiende nuestro veterinario de confianza.
Este parásito daña las células del sistema reticular endotelial de los mamíferos, incluido el ser humano. Se transmite a través de la picadura de insectos flebótomos (tipo de mosquito). Es una enfermedad muy particular de la zona del mediterráneo. El cuadro clínico es frecuentemente polimorfo, causando una ineficacia del sistema inmunológico del animal y a veces la proliferación incontrolada de tejidos (granulomatosis).
En el perro, normalmente prevalece una sintomatología crónica con manifestaciones cutáneas de dermatosis, dermatitis, úlceras nasales, oculares o en la patas. El diagnóstico se realiza mediante un examen serológico de la sangre.