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Determinar la causa que induce a un perro a ser agresivo es imprescindible para poder adobarlo correctamente. Normalmente los problemas de agresividad comienzan por la implicación de distintas circunstancias de manera aislada o conjunta.
Por ejemplo la competitividad por los recursos o la defensa de los mismos, factores endógenos como los genéticos, el carácter o las hormonas sexuales, especialmente las masculinas. Por otro lado los factores del entorno como las experiencias tempranas negativas y el aprendizaje temprano también influyen en su desarrollo.
La agresividad puede ser causada por muchos factores
La implicación de las hormonas sexuales, principalmente las masculinas en la agresividad se manifiesta de dos formas. Por un lado, la testosterona parece aumentar la competitividad del individuo en distintas situaciones. Este efecto puede modificar la expresión de la agresividad dirigida hacia las personas, fundamentalmente hacia la familia y otros perros con los que comparte la vivienda.
Por otro lado, la simple presencia de hormonas sexuales en los perros parece ser la motivación principal de los episodios agresivos que se producen entre machos enteros que no pertenecen al grupo familiar, es lo que se conoce como Agresividad Intrasexual. Esta tiene que darse entre animales del mismo género, y es más común la aparición entre machos, no obstante también puede darse entre hembras especialmente cuando están en periodo. Normalmente su ocurrencia se da con animales desconocidos, o que no pertenecen al núcleo familiar.
La agresividad entre machos enteros se conoce como "Agresividad Intrasexual"
La castración de los machos se recomienda únicamente en aquellos tipos de agresividad en los que la testosterona o la progesterona parecen tener una implicación significativa, no así en el resto de casos.
Cuando la agresividad se dirige hacia otros perros ajenos y normalmente hacia perros machos enteros, hablamos de la Agresividad Intrasexual, para cuyo tratamiento sí puede contemplarse la castración. También surge por conflicto social hacia otros machos de la misma casa, cuando la motivación principal es la competitividad. En este segundo caso, la recomendación más habitual es castrar únicamente al relegado o al subordinado. Si las peleas son muy intensas o violentas, o si hay hembras en la vivienda o los alrededores que puedan entrar en celo e implicar problemas de conducta, puede ser más recomendable esterilizar a ambos perros.
En los casos de agresividad hacia las personas, las indicaciones veterinarias no están tan claras. Aunque los efectos son variables, la recomendación más habitual sigue siendo la castración de los machos enteros. No obstante, si la agresividad se produce por miedo, la castración está contraindicada.
En cuando a las hembras, la esterilización se recomienda cuando el problema afecta a otras hembras, tanto de la misma casa como desconocidas. También en los casos de agresividad hacia los miembros de la familia. En todos ellos, la agresividad no debe hacer aparecido antes del primer celo y su presentación debe estar asociada claramente con la entrada en el celo de la perra, reduciéndose la agresividad cuando se les pasa el periodo.
La Agresividad Intrasexual suele darse con perros del mismo sexo desconocidos
En el caso de las hembras, esta agresividad debe estar asociada claramente con la entrada en el celo
La castración no garantiza automáticamente cambios en el comportamiento, ya que existen otros factores que pueden causar la agresividad que la castración no puede solucionar. Por lo tanto la decisión de castrarlo debe ser cuidadosamente considerada y discutida con profesionales, recomendada únicamente en los casos de agresividad intrasexual, por dominancia o hacia los miembros de la familia.
También debemos contemplar que la castración no es la única opción para abordar problemas del comportamiento, y que en algunos casos es más beneficioso el tratamiento con Terapia de modificación conductual unido a farmacología. Además debemos contemplar la presencia de agresividad debida a causas orgánicas, normalmente relacionados con el dolor por alguna patología que sufra el animal.